8 d’agost del 2001

LA GLOBALITZACIÓN NEOLIBERAL

Respuesta al artículo de Pedro Schwartz del 1 de agosto aparecido en La Vanguardia: "¡Peste de antiglobalizadores!".

1- No somos un movimiento antiglobalización. Nunca nos hemos autonombrado así. Este bautizo lo hicieron los medios de comunicación. La globalización es un hecho irreversible que ha llevado la tecnología, y puede ser muy beneficioso para la humanidad. Lo que no es irreversible es la conducción que se le está dando a este proceso de globalización, priorizando la creación de beneficios, cuando hace falta, por encima de las personas. Nosotros creemos que "otro mundo es posible" y queremos "globalizar la solidaridad", pero estamos en contra de la globalización neoliberal. La ideología neoliberal quiere bajar los impuestos, recortar los gastos sociales, liberalizar el mercado laboral creando precariedad, privatizar todo lo posible y anular la necesaria intervención del Estado en el mercado redistribuyendo y asegurando al ciudadano una mínima dignidad que el mercado (solo interesado en los beneficios) nunca podrá garantizar.

2- Él argumenta que el capitalismo no es una dictadura de las multinacionales, pues "el sistema es el resultado espontáneo y no planeado por nadie de las acciones de incontables hombres y mujeres". Hoy en día nadie puede negar que las multinacionales tienen unos intereses y que su presión para conseguirlos es incontestablemente mayor que la que puedan hacer el grueso de la gente de la calle... al menos mientras no actúen coordinadamente.

3- El factor fundamental que alimenta la contestación es el sentimiento cada vez más generalizado que los dirigentes del G7 y de las instituciones multilaterales que controlan, impulsan una lógica contraria a los intereses del conjunto de la humanidad. Ejemplo: En Génova aprobaron un fondo de 1.300 millones de dólares para luchar contra la SIDA en África. Parece generoso, pero en realidad es un subsidio público a las multinacionales farmacéuticas, porque el dinero servirá para comprarles medicamentos protegidos por patentes, en lugar de fomentar que los países del Tercer Mundo fabriquen los genéricos de estos medicamentos. El Financial Times del 23 de julio comentaba: "... la medida respeta escrupulosamente los intereses de las empresas farmacéuticas norteamericanas que realizaron un intenso trabajo de lobby coronado con éxito". Por otro lado, los 1.300 millones de dólares parecen poca cosa si se comparan con los 9.000 millones que pide la OMS anualmente o con los 500.000 millones que los países del G8 habran dedicado al gasto militar durante el 2001.

4- Por último le agradecería que escribiera en un tono menos despectivo y menos engreído. Algunas de sus expresiones: "¡Peste de antiglobalizadores!" (se nota que nos quiere un montón), "no me importa la desigualdad, porque no soy envidioso" (supone que nosotros si), "el último intento de los comunistas de mejorar la sociedad dejó más de 100 millones de muertos" (¿Qué tenemos que ver nosotros con esto?), "estoy aun por oír algún argumento convincente entre el griterío y el barullo de sus manifestaciones" (seguro que una manifestación no es el mejor lugar para oír argumentaciones, tal vez en los libros y otras publicaciones...), "Como científico de la economía..." (como si fuera a decir un dogma de fe, obviando que la economía solo aporta recetas para llevar a cabo lo que quieren los hombres), "con la patulea de los enemigos de la mundialización, me siento como un astrónomo que tuviera que discutir con un creyente en los horóscopos" (sin comentario).

(Carta 20)

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